Gritar en silencio no siempre cumple su función. Gritar a voz viva no siempre cumple su intención. Después de horas pensándolo, al explotar no suena tan lógico como se esperaba. Después de haberlo planeado la circunstancia deja paso a la improvisación, y la misma idea se tranforma en daño, y aquí comienza el desahogo convertido en arrepentimiento. Aunque no siempre seguido de perdón o búsqueda de la solución...
Crónicas de Kriptonita (V)
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