De vez en cuando el cambio de rumbo no es el planeado, y sin quererlo el viento azota tanto que cae la vela y lo seguro se convierte en perdido. Pero cuando parece que se ahoga, y que lo mojado pesa demasiado, el impulso de las olas te sorprende y te refresca y entonces aparece algo nuevo, algo raro, el camino desconocido con la brisa de lo interesante...
Crónicas de Kriptonita (II)
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